Entre los procesos de laminación, en los que se utiliza una plastificadora con rodillos para aplicar una película o film a un material para imprimirlo usando presión, destacan los procesos de laminado en caliente y en frío. La laminación en frío utiliza un auto-adhesivo sensible a la presión, mientras que la laminación en calor utiliza un adhesivo que se activa por medio del calor.
Si bien todos los papeles y films pueden ser laminados, la plastificación en caliente es más económica que la fría, pues esta requiere una capa protectora para el pegamento, recomendándose su uso cuando el laminado en caliente puede causar un daño al soporte o al material a plastificar.
Si bien ambos procesos de laminado requieren un poco de calor, en la plastificación en caliente se utiliza una temperatura de entre 75 y 130°C, mientras que en laminado en frío los rodillos alcanzan un máximo de 50°C. Si el plastificado se aplica sin calor, se corre el riesgo de que salgan arrugas, burbujas de aire y motas en el resultado final.
El rodillo de plastificado se utiliza para calentar y dirigir la película a aplicar hacia el pliego de papel; una de las caras del film se barniza con adhesivo, por lo que el rodillo aplica presión para asegurarse de que sean plasmados correctamente en el papel. Los films activados mediante calor necesitan menos presión que los que se aplican en frío; en la laminación caliente, el rodillo de arrastre asegura la alta tensión del film y previene las ondulaciones del papel.